El apego es una experiencia no del todo placentera. El apego hace que queramos aferrarnos a esa persona cual garrapata para que nunca se escape y nunca la perdamos. Poder conservarla cerca y que esté siempre con nosotros.
Las mujeres sufrimos el apego más que los hombres. Es una cuestión fisiológica. Nos cuesta mucho soltar, dejar ir. En esa cruzada de no perder, no nos damos cuenta que cerrar nuestro puño con tanta fuerza para aferrarnos, duele.
Hay cosas que no dependen de uno. A veces hay que abrir la mano, soltar, y confiar en que lo que tiene que ser, será.
martes, 19 de octubre de 2010
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